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Las siete cabrillas de Sancho

(Parte II, capítulo 41)

En español, la constelación de las Siete Cabrillas es un sinónimo de las Pléyades, el conjunto de estrellas en la constelación de Taurus que también se conoce como las Siete Hermanas. En principio, no hay más que decir.
Casi todas las ediciones dan esta explicación sin decir mucho más (Lathrop, Instituto Cervantes, Parr, Real Academia Española, etcétera. Clemencín agrega que, según Ríos, «zahiere Cervantes la aventura que cuenta Ariosto de Astolfo, cuando fué éste a la luna sobre su hipógrifo (Clemencín, 1998, pág. 1759, n. 59».
Unos hechos astronómicos:
- Hay unas 3.000 estrellas en las Pléyades.
- Están a unos 400 años-luz de la tierra.
- Cubren una distancia entre ellas de unos 13 años-luz.
- En la época de Cervantes el ojo del hombre podía ver hasta 11 de las estrellas, pero según la mitología clásica (y la astronomía) griega, había 7 estrellas, seis de las cuales eran visibles.
- He aquí un pequeño plano de nueva de las estrellas hermanas:

He aquí una foto reciente de las Pléyades:

La estrella más brillante es Alcíone (3a magnitud), que, como dice Jean Chevalier, «muchos astrónomos antiguos y modernos han considerado como el sol central de nuestra galaxia» (Diccionario de los símbolos, pág. 843). (Entonces, ¿don Quijote es pos-copernicano y, pues, super-moderno? O digo, ¿Sancho lo es?)
Las Pléyades tienen mucha significancia en muchas culturas (la hebrea, la árabe, la incaica, la hindú, la turca, la persa, las mesoamericanas, la sudanesa, etcétera), pero la que me/nos interesa más ahora es la clásica griega.
Aunque hay muchas variantes del mito, he aquí una versión común: las siete hermanas son las siete hijas de Atlas y Pleione. Una versión del mito la cuenta Juanjo Tejada así :

Nos cuenta el mito griego que Orión "el cazador" se había enamorado de Mérope, una de las hijas de Atlas y Pleione "la reina de la navegación." Perseguidas tanto la madre como sus hermanas por el gigante Orión, y ya rendidas y jadeantes, invocaron la ayuda de Júpiter, quien para salvarlas del cazador las trasladó al cielo otorgándoles refugio entre los astros. Orión fue castigado y, tras su muerte, colocado en el cielo detrás de las Pléyades, inmortalizando de esta manera su persecución.

Ahora bien, Sancho dice que había volado por el cielo en la región celestial de las Siete Cabrillas. Explica que como fue cabrero en su niñez reconoció las «cabrillas» como cabras pequeñas y que se apeó de Clavileño para jugar con ellas por 45 minutos.
De hecho, Sancho dice lo siguiente: «Y sucedió que íbamos por parte donde están las siete cabrillas, y en Dios en mi ánima, que como yo en mi niñez fui en mi tierra cabrerizo, que así como las vi, me dio una gana de entretenerme con ellas un rato.» Es decir que Sancho, literalmente, no dice que vio cabras pequeñas sino que «las vio»; o sea que vio las estrellas, las Pléyades, que se conocen también como las Cabrillas y las Siete Hermanas. Luego, sirviéndose de la raíz de las palabra da el salto semántico de estrellas a cabras.
No sé cuándo las Pléyades fueron denominadas Cabrillas en español. Sé que en algunos dialectos «cabro» significa «muchacho» (el chileno, por ejemplo). Pero ningún diccionario que yo conozca (ni la RAE, ni Corominas, ni Covarrubias, ni el Espasa, ni el Autoridades, etcétera) hace un vínculo entre las estrellas y cabras pequeñas. 'Cabrilla' quiere decir una máquina de guerra, olas del mar que saltan y un pez que se parece a una trucha, tal vez porque las olas, el pez y el artefacto bélico saltan como cabras.
Conclusión preliminar: Cervantes hace el salto de las estrellas a cabras como una suerte de juego lingüístico barroco que combina el conceptismo con el culteranismo sin que haya de hecho, al parecer, ninguna referencia culterana en el uso de Cabrillas para las Siete Hermanas o las Pléyades.
El duque refuerza la relación entre la imaginativa mitológica de Sancho y unas cabras reales.
Don Quijote piensa que Sancho o miente o sueña.
Luego para dar «pruebas» racionales de su relato le dice a la duquesa cómo las vio: dos verdes, dos encarnadas, dos azules y una una mezcla de colores.
El duque comenta que por los colores son una «nueva manera de cabras».
Sancho dice que está de acuerdo con el duque, que tal distinción es obvia y clara.
Pero entonces, el duque y Sancho dan una gira seria y tal vez soez a la historia de las estrellas/cabras/cabrillas.
- El duque pregunta si Sancho vio «allá entre esas cabras algún cabrón».
- 'Cabrón' significa macho de las cabras, pero también significa 'el que consiente el adulterio de su mujer' o 'rufián.'
- Sancho, el muy listo, reconoce el juego de palabras ducal y probablemente sospecha que le ha preparado una trampa que tiene que evitar. Por eso, le contesta, ede cieta manera, que no vio (a) ningún cabrón («No, señor») y que sí («pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna») vio (a) alguno pero ninguno (cornudo, cabrón con cuernos) estaba más alto que la luna.
- En las Notas Complementarias de la edición dirigida por Francisco Rico (Instituto Cervantes, 1998) dicen que Redondo (1994) «opina, no demasiado convincentemente, que se refiere a la historia personal y familiar de los duques de Villahermosa». Gaos señala la posibilidad de esta misma referencia a los duques de Villahermosa. Bueno, puede ser. El Instituto Cervantes tendrá razón, pero el duque se refiere soslayada y dudosamente a algo o a alguien. ¿A qué? ¿A quién? ¿A él, al personaje del duque de la novela que estamos leyendo? ¿A Sancho porque está lejos de su mujer? Según Sancho no hay ningún cabrón en «el cielo», pero hay alguno de la luna para abajo.
Y ahora volvemos a la lectura: => II 41.